Irradiación
Exposición individual de Marina Roca Díe
Irradiación
Exposición individual de Marina Roca Díe
30 noviembre 2023 - 12 enero 2024
Créditos
Goro Studio
"Cuando una idea se convierte en una realidad
puede parecer más modesta.
Algo sobrenatural se ha tornado terrenal.
La imaginación no tiene límites.
El mundo físico, sí.
La obra existe en ambos."
Rick Rubin
La exploración pictórica de Marina tiene como punto de partida el cuerpo humano y su relación con el entorno y la naturaleza. Sus pinturas han evolucionado a través de figuras humanas que se convierten en naturales, creando una simbiosis entre lo que es real y lo que es imaginario.
Ahora, se detiene a mirar el entorno de estos personajes que van mutando y se entretiene desarrollando esos momentos escenográficos, que bien pueden ser terrenales, como un parque o un estanque, o extraterrestres, como el sol y sus alrededores, expandiéndose hasta llegar a los agujeros negros – como sucede en esta exposición.
Sigue produciéndonos asombro y admiración la capacidad de la pintura – y los pintores– de encontrar y representar lo que no está ahí; de una forma muy particular, los artistas comulgan con el éter que nos rodea a todos pero que no todos sabemos interpretar. Como si se tratase de conexiones – nos atrevemos a pensar que esporádicas, no constantes – universales cósmicas, Marina nos cuenta lo que ha visto ahí afuera, yendo desde lo que también nosotros podemos observar hasta lo que solo podemos imaginar. Es curiosa la manera en que los artistas llegan a sus conclusiones, y resulta increíble que esas conclusiones nunca sean las mismas.
Si estudiamos el recorrido de la práctica de Marina de los últimos años, podremos entender porqué ha terminado en esta exposición en este momento. Durante 8 años vividos en Berlín, su investigación pictórica rondaba los colores térreos, gamas del gris al marrón, y había una preocupación que iba de lo exterior a lo interior; el cuerpo y distintas mutaciones imposibles abarcaban el todo de su obra. Pero el cuerpo de trabajo que conforma Irradiación realiza el ejercicio inverso: las pinturas van de lo cercano a lo lejano, como si se tratara de un viaje al universo a la velocidad de la luz. Y la luz precisamente ha sido el móvil de esta travesía. La luz de Madrid ha fascinado de vuelta a la artista: ¿os habéis percatado de cómo las cosas, las figuras, los edificios, se superponen al cielo como si estuviesen cortados por un cutter? Mirando al cielo es como esta serie comienza a gestarse, mirando los colores cambiantes por la luz de esta ciudad, ¿y de dónde viene esa luz? Del sol, de un sol que parece un astro distinto en este lugar del mundo. Entonces, los cuadros comienzan por los colores del pasto, de los árboles, del agua en el estanque, y la mirada viaja hasta los rayos del sol y termina por encontrar su vórtice en el astro rey, en la irradiación salvaje y casi irrepresentable. La curiosidad ha llevado a Marina a preguntarse por lo que hay después del sol –investigando sobre el funcionamiento del reflejo del sol en el planeta, ha aterrizado en lo que fácilmente podría entenderse como el antagonista a la esfera luminosa: el agujero negro. ¿Cómo representar esos opuestos en un lienzo? ¿Cómo trabajar con la luz y la oscuridad totales? ¿Cómo ponerle cuerpo a lo que no podemos ver, solo imaginar y especular? Una vez más, el ejercicio de la pintura nos acerca a eso que nos rodea y nos conecta; para creer no hace falta ver, pero en este caso podemos creer en lo que vemos.
Ahora, se detiene a mirar el entorno de estos personajes que van mutando y se entretiene desarrollando esos momentos escenográficos, que bien pueden ser terrenales, como un parque o un estanque, o extraterrestres, como el sol y sus alrededores, expandiéndose hasta llegar a los agujeros negros – como sucede en esta exposición.
Sigue produciéndonos asombro y admiración la capacidad de la pintura – y los pintores– de encontrar y representar lo que no está ahí; de una forma muy particular, los artistas comulgan con el éter que nos rodea a todos pero que no todos sabemos interpretar. Como si se tratase de conexiones – nos atrevemos a pensar que esporádicas, no constantes – universales cósmicas, Marina nos cuenta lo que ha visto ahí afuera, yendo desde lo que también nosotros podemos observar hasta lo que solo podemos imaginar. Es curiosa la manera en que los artistas llegan a sus conclusiones, y resulta increíble que esas conclusiones nunca sean las mismas.
Si estudiamos el recorrido de la práctica de Marina de los últimos años, podremos entender porqué ha terminado en esta exposición en este momento. Durante 8 años vividos en Berlín, su investigación pictórica rondaba los colores térreos, gamas del gris al marrón, y había una preocupación que iba de lo exterior a lo interior; el cuerpo y distintas mutaciones imposibles abarcaban el todo de su obra. Pero el cuerpo de trabajo que conforma Irradiación realiza el ejercicio inverso: las pinturas van de lo cercano a lo lejano, como si se tratara de un viaje al universo a la velocidad de la luz. Y la luz precisamente ha sido el móvil de esta travesía. La luz de Madrid ha fascinado de vuelta a la artista: ¿os habéis percatado de cómo las cosas, las figuras, los edificios, se superponen al cielo como si estuviesen cortados por un cutter? Mirando al cielo es como esta serie comienza a gestarse, mirando los colores cambiantes por la luz de esta ciudad, ¿y de dónde viene esa luz? Del sol, de un sol que parece un astro distinto en este lugar del mundo. Entonces, los cuadros comienzan por los colores del pasto, de los árboles, del agua en el estanque, y la mirada viaja hasta los rayos del sol y termina por encontrar su vórtice en el astro rey, en la irradiación salvaje y casi irrepresentable. La curiosidad ha llevado a Marina a preguntarse por lo que hay después del sol –investigando sobre el funcionamiento del reflejo del sol en el planeta, ha aterrizado en lo que fácilmente podría entenderse como el antagonista a la esfera luminosa: el agujero negro. ¿Cómo representar esos opuestos en un lienzo? ¿Cómo trabajar con la luz y la oscuridad totales? ¿Cómo ponerle cuerpo a lo que no podemos ver, solo imaginar y especular? Una vez más, el ejercicio de la pintura nos acerca a eso que nos rodea y nos conecta; para creer no hace falta ver, pero en este caso podemos creer en lo que vemos.