STP 001
Exposición individual de Amaya Suberviola
STP 001
Exposición individual de Amaya Suberviola
24 febrero - 25 marzo 2022
Créditos
Elena Feduchi
La obra de Amaya Suberviola es un ejercicio por responder a tópicos que forman parte de su generación, quizá más relevantes en la suya que en otras anteriores. Amaya forma parte de un grupo de pintores que poco a poco van representando el regreso de la pintura al lugar que intrínsecamente nunca ha dejado de ocupar, pero que en los últimos años ha sido en el mejor de los casos, obviada. Es verdad que con la extensa variedad de medios y facilidades digitales, resulta más fácil hacer interpretaciones de la realidad a través de otros soportes en el arte contemporáneo, como el vídeo o la fotografía. Sin embargo, la pintura, –así como el dibujo– tienen una suerte de preeminencia por encima de otras prácticas por el simple hecho de ser un ejercicio más inmediato (sin demasiados interventores); esta preeminencia puede jugar a favor y en contra, ya que la misma libertad que tiene el pintor es proporcional a la limitación del medio. Cualquier soporte digital contiene realidad, que es manipulada por el artista, pero la pintura es una traducción a otro idioma completamente distinto: es el artista quien genera esa realidad. Por esta razón, la pintura de Suberviola hace una incisión muy relevante y pertinente en la pintura como representante de nuestro contexto actual.
STP (Sin Título Pantalla) es la nomenclatura para archivar las capturas de pantalla que la artista posteriormente selecciona, prueba y finalmente traslada al lienzo. El juego entre algo tan humano y visceral como la pintura y algo tan tecnológico y aséptico como una pantalla digital, es donde Amaya encuentra su lenguaje y la manera de entenderse y desarrollarse como artista. Cuando nos enfrentamos a los papeles y los lienzos que conforman STP-001, nuestro cerebro intenta aprehender y entender lo que tiene delante, y ese es uno de los mecanismos más preciados de la pintura; para Amaya, estas obras en papel y lienzo bien pueden sustituir la figura que la pintura jugaba hace un par de siglos, una figura que nos acercaba a otras realidades pero en la que siempre debíamos suspender nuestra capacidad de discernir esa realidad: las pantallas digitales son nuestra actual forma de consumirla y STP-001 supone una manera de aprehender sus márgenes.
Por mucho que la pintura sea romantizada, este ejercicio de Suberviola no es para nada romántico, metafórico o metafísico; cualquiera de esas acepciones, si suceden, son responsabilidad del espectador. Amaya responde a la tecnicidad de los medios digitales con la misma moneda, centrándose en las capacidades técnicas de la pintura para representar una existencia dada. Lo interesante de este juego es la complicidad que como espectadores intuimos, al vernos representados en esas capturas de pantalla que se superponen unas a otras –como hacemos en nuestros ordenadores– pero que no nos muestran nada y nos dejan a nuestro albedrío para reflexionar sobre cómo consumimos nuestro entorno, y si vamos un poco más lejos, cómo entendemos nuestra propia realidad.
Una vez más, a través de la práctica de Amaya Suberviola y su lenguaje característico, reivindicamos la atemporalidad de la pintura y su infinita capacidad de ser ventana hacia nuestras diferentes formas de existir.
STP (Sin Título Pantalla) es la nomenclatura para archivar las capturas de pantalla que la artista posteriormente selecciona, prueba y finalmente traslada al lienzo. El juego entre algo tan humano y visceral como la pintura y algo tan tecnológico y aséptico como una pantalla digital, es donde Amaya encuentra su lenguaje y la manera de entenderse y desarrollarse como artista. Cuando nos enfrentamos a los papeles y los lienzos que conforman STP-001, nuestro cerebro intenta aprehender y entender lo que tiene delante, y ese es uno de los mecanismos más preciados de la pintura; para Amaya, estas obras en papel y lienzo bien pueden sustituir la figura que la pintura jugaba hace un par de siglos, una figura que nos acercaba a otras realidades pero en la que siempre debíamos suspender nuestra capacidad de discernir esa realidad: las pantallas digitales son nuestra actual forma de consumirla y STP-001 supone una manera de aprehender sus márgenes.
Por mucho que la pintura sea romantizada, este ejercicio de Suberviola no es para nada romántico, metafórico o metafísico; cualquiera de esas acepciones, si suceden, son responsabilidad del espectador. Amaya responde a la tecnicidad de los medios digitales con la misma moneda, centrándose en las capacidades técnicas de la pintura para representar una existencia dada. Lo interesante de este juego es la complicidad que como espectadores intuimos, al vernos representados en esas capturas de pantalla que se superponen unas a otras –como hacemos en nuestros ordenadores– pero que no nos muestran nada y nos dejan a nuestro albedrío para reflexionar sobre cómo consumimos nuestro entorno, y si vamos un poco más lejos, cómo entendemos nuestra propia realidad.
Una vez más, a través de la práctica de Amaya Suberviola y su lenguaje característico, reivindicamos la atemporalidad de la pintura y su infinita capacidad de ser ventana hacia nuestras diferentes formas de existir.