Lapso
Exposición individual de Alejandro Guijarro
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Exposición individual de Alejandro Guijarro
1 diciembre - 13 enero 2022
El trabajo de Alejando Guijarro (Madrid, 1979) nos supone diversos retos; tratar de entender su práctica de una manera tradicional en la que tendríamos que encasillar su quehacer dentro de una única disciplina sería, desde luego, un ejercicio estéril. Como sabréis, en esta segunda temporada de exposiciones nos queremos enfrentar a prácticas que nos empujen a comprender mejor nuestro contexto actual y que representen un esfuerzo para ampliar nuestra visión de lo que es el arte contemporáneo hoy en día. Por este motivo es que nos acercamos a la fotografía por primera vez en nuestra primera exposición de la temporada, y siguiendo el interés que tenemos por continuar esa investigación, decidimos hacer un proyecto con Alejandro.
Pero su trabajo no puede ser leído meramente como fotográfico, porque de hecho, lo que estáis viendo en esta exposición no son fotografías y sin embargo, son creadas a partir de un proceso fotográfico. Las series anteriores con las que conocimos el trabajo de Alejandro (Momentum, Lead) se parecían más a lo que comúnmente se percibe como fotografía, pero fue descubrir la manera de crearlas lo que nos interesó más allá de la estética del resultado; como hemos aprendido en los últimos meses, la fotografía como disciplina es uno de los medios más complejos de entender y aprehender, por la viralidad de la imagen que experimentamos actualmente. En los últimos años, el proceso se ha convertido en casi el todo dentro de la obra de Alejandro, quizá por la experiencia que tuvo en el confinamiento durante la pandemia en el que se encerró en su estudio y aprendió a pintar con los químicos de cientos de películas Fujifilm obsoletas –la serie The Narrow Road to the Deep North and Other Travel Sketches–, creando obras más cercanas a la pintura que a la fotografía, pero utilizando como soporte, otra vez, un medio fotográfico. Es probable que a partir de ese accidente que le hizo vincular la digitación viscosa a las posibilidades pictóricas de los químicos en las Fujifilm, se haya adentrado en una vorágine que lo llevó casi de manera obsesiva a ligar casualidades en el tiempo y el espacio.
La fractalidad de las digitaciones viscosas le sirvió de pretexto para investigar las posibilidades pictóricas de las repeticiones matemáticas, utilizando siempre un mismo diario impreso como medio fotográfico y ese ejercicio a su vez lo llevó a encontrarse con lo que sucede si un patrón matemático lo extiendes –literalmente– en un tiempo y espacio determinado. Y lo que sucede son las obras que tenemos en [LAPSO]. Los patrones que se descomponen en cada pieza se consiguen a través de un escáner, un patrón matemático impreso que es arrastrado manualmente a diferentes resoluciones y pulsaciones por minuto, luego, el título de cada obra contiene sus componentes técnicos: patrón-resolución-ppm. ¿Qué es lo que tenemos entonces frente a nosotros? ¿Un dibujo o una fotografía? Son las dos cosas y su negación al mismo tiempo y es por esto que el trabajo de Alejandro nos enfrenta a ampliar nuestro espectro acerca de las posibilidades de los medios fotográficos. Las piezas que componen esta exposición son fruto de un largo proceso que comenzó en el momento en que la representación directa por el acto fotográfico dejó de ser del interés del artista, pero al mismo tiempo el medio fotográfico se adhirió ineludiblemente a su quehacer artístico. Estas obras más allá de su calidad y cualidad estética, nos ponen de manifiesto que la obsolescencia de un medio es probablemente un efecto de la pereza que produce estar acostumbrados a ese mismo medio –la fotografía en este caso– y que muy probablemente sean los artistas (el arte) lo que nos saque de ese letargo para poder recuperar el asombro ante algo que hemos dado por sentado. Son los experimentos, los accidentes y las conclusiones casi absurdas de un artista lo que devuelve la vida a un medio y a nuestra capacidad de asombro.
Pero su trabajo no puede ser leído meramente como fotográfico, porque de hecho, lo que estáis viendo en esta exposición no son fotografías y sin embargo, son creadas a partir de un proceso fotográfico. Las series anteriores con las que conocimos el trabajo de Alejandro (Momentum, Lead) se parecían más a lo que comúnmente se percibe como fotografía, pero fue descubrir la manera de crearlas lo que nos interesó más allá de la estética del resultado; como hemos aprendido en los últimos meses, la fotografía como disciplina es uno de los medios más complejos de entender y aprehender, por la viralidad de la imagen que experimentamos actualmente. En los últimos años, el proceso se ha convertido en casi el todo dentro de la obra de Alejandro, quizá por la experiencia que tuvo en el confinamiento durante la pandemia en el que se encerró en su estudio y aprendió a pintar con los químicos de cientos de películas Fujifilm obsoletas –la serie The Narrow Road to the Deep North and Other Travel Sketches–, creando obras más cercanas a la pintura que a la fotografía, pero utilizando como soporte, otra vez, un medio fotográfico. Es probable que a partir de ese accidente que le hizo vincular la digitación viscosa a las posibilidades pictóricas de los químicos en las Fujifilm, se haya adentrado en una vorágine que lo llevó casi de manera obsesiva a ligar casualidades en el tiempo y el espacio.
La fractalidad de las digitaciones viscosas le sirvió de pretexto para investigar las posibilidades pictóricas de las repeticiones matemáticas, utilizando siempre un mismo diario impreso como medio fotográfico y ese ejercicio a su vez lo llevó a encontrarse con lo que sucede si un patrón matemático lo extiendes –literalmente– en un tiempo y espacio determinado. Y lo que sucede son las obras que tenemos en [LAPSO]. Los patrones que se descomponen en cada pieza se consiguen a través de un escáner, un patrón matemático impreso que es arrastrado manualmente a diferentes resoluciones y pulsaciones por minuto, luego, el título de cada obra contiene sus componentes técnicos: patrón-resolución-ppm. ¿Qué es lo que tenemos entonces frente a nosotros? ¿Un dibujo o una fotografía? Son las dos cosas y su negación al mismo tiempo y es por esto que el trabajo de Alejandro nos enfrenta a ampliar nuestro espectro acerca de las posibilidades de los medios fotográficos. Las piezas que componen esta exposición son fruto de un largo proceso que comenzó en el momento en que la representación directa por el acto fotográfico dejó de ser del interés del artista, pero al mismo tiempo el medio fotográfico se adhirió ineludiblemente a su quehacer artístico. Estas obras más allá de su calidad y cualidad estética, nos ponen de manifiesto que la obsolescencia de un medio es probablemente un efecto de la pereza que produce estar acostumbrados a ese mismo medio –la fotografía en este caso– y que muy probablemente sean los artistas (el arte) lo que nos saque de ese letargo para poder recuperar el asombro ante algo que hemos dado por sentado. Son los experimentos, los accidentes y las conclusiones casi absurdas de un artista lo que devuelve la vida a un medio y a nuestra capacidad de asombro.